La natación, por naturaleza, es un deporte exigente. Lograr desplazar el cuerpo humano a través de un medio viscoso como es el agua, requiere esfuerzo, eficiencia, eficacia y mucha coordinación. A nivel competitivo, los esfuerzos para hacer cada vez más veloces a los atletas que practican el deporte han dado fruto a métodos de preparación interesantes, algunos de los cuales prometen el alcance de sendos resultados.
En las albercas, los nadadores viven o mueren por dos razones principales. Una es la técnica. La segunda es la velocidad.
Aunque la técnica puede corregirse mediante la prescripción de ejercicios de técnica específicos y/o por medio de sesiones de filmación en el agua enfocadas a la corrección del estilo del nadador, la velocidad debe entrenarse, y entrenarse con frecuencia y esmero.
He usado varias metodologías a través de mi carrera como atleta élite y máster, y ahora como entrenador de chicos de 8 a 16 años. Todas estas han resultado en buenos efectos de entrenamiento, pero ninguna ha ayudado a pronosticar los resultados en carrera como las mediciones parciales de carrera contra el reloj.
¿En qué consisten las mediciones parciales de carrera?
Un correcto protocolo de entrenamiento para natación de velocidad debe incluir frecuentes trabajos realizados a velocidad de carrera. El objetivo principal de este método es acostumbrar al cuerpo a ejercitarse bajo las mismas demandas energéticas y psicológicas que se experimentan durante la competición.
Las mediciones parciales de carrera forman parte de un protocolo de entrenamiento que divide la carrera para la cual se busca un efecto de entrenamiento en diferentes secciones, llamadas marcadores. A partir de estos marcadores se registran tiempos para luego analizar la caída en velocidad mientras va en ascenso la distancia que el nadador(a) debe cubrir.
Tomando por ejemplo la prueba de los 100 metros libre, dividimos la distancia total en 6 partes: 25, 35, 50, 65, 75 y 85 metros. Se inician las mediciones de tiempo, registrando contra reloj las distancias en las que se dividió la prueba. Cuando se registre el tiempo de los 35 metros, debemos también registrar el tiempo parcial de los 25 metros. De manera similar debemos registrar los parciales de 25 y 35 metros cuando vayamos a tomar el tiempo de la distancia de los 50 metros. Así de manera sucesiva.
Una vez se registran los tiempos parciales y totales para cada marcador, estos se grafican para comparar el rendimiento del nadador o nadadora contra mediciones anteriores. Por medio de esta comparación podemos comprobar el segmento de carrera durante el cual el atleta está sufriendo la mayor caída en velocidad. Esto nos permite diseñar entrenamientos enfocados en mejorar esas secciones de la prueba, esperando mejorar el resultado final para la carrera.
Al centrar los entrenamientos en secciones específicas de la carrera, los entrenadores podemos determinar si nuestros atletas necesitan, por ejemplo, más trabajo de explosividad para abrir de manera más veloz la parte inicial de la prueba o si necesitan más trabajo de resistencia para lograr un cierre de carrera más robusto.
Este tipo de trabajo también nos ayuda a entrenar la resistencia al lactato, demostrándonos donde empiezan a manifestarse, de manera más evidente, los efectos del ácido láctico durante las mediciones. Si eso persiste en fechas cuando se vuelva a llevar a cabo el protocolo de mediciones parciales, lograremos detectar áreas problemáticas específicas a alrededor de las cuales podemos prescribir entrenamientos para nuestros nadadores.
Conclusiones
Como entrenadores debemos recurrir a métodos efectivos de entrenamientos que nos permitan medir de manera contundente el rendimiento de nuestros atletas. Décadas se han empleado en la construcción de sendos entrenamientos que primordialmente entrenan la capacidad aeróbica, para luego realizar períodos cortos de entrenamientos de alta intensidad, esperando que ambos trabajos logren complementarse bien, esperando buenos resultados a final de la temporada.
Sin embargo, si nos reinventamos y utilizamos métodos novedosos de preparación y nos embarcamos en el entrenamiento a alta intensidad durante toda la temporada, no sólo entrenamos a nuestros atletas a nadar rápido constantemente, también logramos una adaptación fisiológica que les permitirá a ellos y ellas encontrar la velocidad de carrera idónea con más frecuencia que únicamente a final de temporada.