Las agujetas son un fenómeno común, especialmente entre quienes se esfuerzan por mantener una rutina de ejercicio. Pero, ¿qué sabemos realmente sobre ellas? ¿Cuántos de los rumores que escuchamos son ciertos? Aunque probablemente no lo sabes, muchas creencias populares no son más que mitos sobre las agujetas que es importante desmentir.

Desmentirlos es importante, ya que creer en ellos puede representar algunos problemas si lidias con ellas de manera constante tras tus entrenamientos, como lo son el uso de remedios caseros ineficaces o incluso tener creencias que podrían llevarte a tener entrenamientos perjudiciales.
Principales mitos sobre las agujetas
Nos hemos encargado de recopilar los mitos sobre las agujetas más comunes, de manera que no tendrás que volver a creer en ellos. De la misma manera que unos consejos para una vida activa pueden ayudarte a evitar el sedentarismo, estas desmitificaciones puede serte útiles para mejorar la calidad de tus entrenamientos.
Mito 1: Las agujetas son una señal de un buen entrenamiento
Muchas personas asocian la sensación de agujetas con un entrenamiento exitoso, creyendo que si no experimentan este malestar, no han trabajado lo suficiente. Sin embargo, esta es una falsa creencia, la cual no tiene ningún sustento científico.
De hecho, puede ser perjudicial para algunas personas entrenar excesivamente con el objetivo de tener agujetas para creer que esto mejorará la calidad del entrenamiento.
En este sentido, hay que entender que las agujetas son un signo de daño muscular, no de efectividad del entrenamiento y no se requiere sentir dolor para que un entrenamiento sea efectivo. La realidad es que entrenar hasta el punto de sentirlas puede ser contraproducente y aumentar el riesgo de lesiones.
Mito 2: El agua fría elimina las agujetas
Este es otro de los mitos de las agujetas más difundidos. La idea es que ducharse con agua fría después del ejercicio ayuda a reducir las agujetas. Aunque el agua fría puede tener un efecto calmante y ayudar a reducir la inflamación, no es realmente capaz de eliminarlas.
La recuperación muscular y la reducción de las agujetas son procesos que requieren tiempo y no pueden ser acelerados drásticamente por una ducha fría. Por ello, el mejor remedio es optar por darle a los músculos un tiempo de descanso suficiente y evitar someterlos a entrenamientos mientras se recuperan.
Mito 3: Las agujetas solo ocurren después de ejercicios de fuerza
Este mito sugiere que las agujetas son exclusivas de aquellos que levantan pesas o realizan ejercicios de alta intensidad. Esto se aleja mucho de la realidad, pues cualquier actividad física a la que tu cuerpo no esté acostumbrado puede provocar agujetas, incluso si se trata de una actividad bastante leve.
Por ejemplo, si normalmente corres y decides probar un nuevo tipo de yoga, es posible que experimentes agujetas. Sin embargo, hay que reconocer que este mito es comprensible debido a la asociación entre el levantamiento de pesas y el daño muscular, aunque no deja de ser una mentira en la que no se debe creer.
Mito 4: El ácido láctico causa agujetas
El ácido láctico ha sido durante mucho tiempo el chivo expiatorio de las agujetas. Sin embargo, la evidencia científica ha demostrado que este es un mito. Aunque el ácido láctico se produce durante el ejercicio intenso y puede causar una sensación de ardor en los músculos, se elimina rápidamente del cuerpo después de la actividad física.
Las agujetas, en cambio, suelen aparecer de 24 a 48 horas después del ejercicio, cuando el ácido láctico ya no está presente en el sistema. Por lo tanto, no es el ácido láctico el responsable de las agujetas, sino el daño microscópico en las fibras musculares.
Mito 5: beber agua con azúcar puede prevenirlas
Hay un mito popular que sugiere que beber agua con azúcar puede ayudar a prevenir las agujetas. La idea detrás de esta creencia errónea es que el azúcar puede ayudar a reponer el glucógeno (una forma de almacenamiento de energía) en los músculos, lo que permite razonar que también ayudaría a prevenir o aliviar las agujetas.
Sin embargo, hasta la fecha, no existe suficiente evidencia científica que respalde esta afirmación. Yendo un poco más allá, incluso aunque se sabe que comer carbohidratos después de un entrenamiento puede ayudar a reponer las reservas de glucógeno y potencialmente acelerar la recuperación, tampoco se ha demostrado que prevenga específicamente las agujetas.
Por tanto, si bien es importante mantenerse hidratado y consumir una dieta equilibrada para apoyar la recuperación muscular, no debes confiar en el agua azucarada como un método seguro para prevenir las agujetas, al menos no hasta que exista evidencia científica que lo confirme.
Mito 6: Las agujetas desaparecen más rápido si continúas haciendo ejercicio
Finalmente, no podemos evitar mencionar este otro mito bastante difundido. Está basado en la idea de que el movimiento adicional puede ayudar a «desalojar» el ácido láctico acumulado, que como ya hemos aclarado anteriormente, no es el causante de las agujetas.

Si bien es cierto que el ejercicio suave puede ayudar a aumentar la circulación y promover la recuperación, forzar el cuerpo a través del dolor de las agujetas no necesariamente acelera el proceso de curación. Por el contrario, muchas veces incrementa el riesgo de lesión.