La natación parece sencilla cuando los profesionales entran al agua y completan gran cantidad de metros en pocos minutos; sin embargo, esta disciplina resulta ser tan compleja que incluso es difícil definir cuál es la mejor técnica.
Este inconveniente surge por las diversas opiniones de los expertos en cuanto a qué elemento es más importante. A pesar de esto, hay un punto en el que las autoridades sí convergen: las malas prácticas que impiden a los nadadores desenvolverse fluidamente en la piscina, y que deben ser erradicadas, hasta lograr aquello que puede establecerse como una buena técnica de natación.
El camino para llegar a este punto no es fácil, ya que la persona que se inicia en este deporte debe habituarse a los diferentes movimientos (brazada, patada, rolido, agarre), lo que requiere tiempo y puede generarle dudas con respecto a la rapidez y fluidez de su desplazamiento.
Descubre las 3 etapas para desarrollar una buena técnica en natación.
¿Qué dificultades suelen tener los nadadores novatos?
Existen dos barreras que pueden frenar a los nadadores neófitos a desarrollar una buena técnica: la disparidad y el desconocimiento.
La primera, consiste en el contraste entre lo que creen que están haciendo y lo que están haciendo realmente; no obstante, esta barrera puede superarse mostrándole a través de vídeos su desempeño durante la práctica. Aunque es probable que al principio no se reconozcan, con el tiempo la divergencia entre lo que piensan y la realidad se reducirá hasta lograr identificarse con total seguridad.
La segunda, podría ser más difícil de vencer dado que esta no se basa en desconocer cómo realizan los movimientos, se centra en la incapacidad de discernir entre sí lo que se está haciendo esta bien o esta mal. La clave para vencer este obstáculo, dicen los expertos, es la práctica constante, hasta que los movimientos lleguen a la competencia inconsciente.
Las 3 etapas para desarrollar una buena técnica en natación
1. Piensas que nadas rápido, pero nadas lentamente
Para el alivio de muchos, esta fase dura muy poco tiempo. Los expertos establecen que comprende un lapso de cuatro a cinco clases dominar los movimientos adecuados, y aprender qué músculos deben ponerse en marcha para generar el desplazamiento correctamente en la piscina sin un gran desgaste. Sin embargo, antes de llegar a este punto que nos da la bienvenida a la segunda etapa, es necesario tener en cuenta lo que sucede durante esas cuatro o cinco entrenamientos.
Durante este paso, aquellos que se están iniciando sentirán un profundo cansancio, producto de destinar toda su fuerza a músculos que no necesariamente los van a ayudar a realizar ciertas técnicas. En ese momento, es en el que se sienten veloces, ya que la potencia implementada crea una ilusión de rapidez que no se cumple, porque esta no es enviada a los sitios apropiados del cuerpo.
2. Crees que nadas lento, pero cada vez lo haces más velozmente
Esta fase es la más difícil de superar, y coincide con ser la etapa en la que la mayoría de los nadadores se encuentra.
Su complejidad se debe al largo camino que es necesario atravesar para volverse más rápido en la piscina, donde solo seis u ocho semanas son para aprender a utilizar los músculos adecuados, así como convencerse de que los esfuerzos en cada entrenamiento están dando resultados. De hecho, este es el principal obstáculo que entorpece el avance de los nadadores: no creer que realmente se están volviendo más veloces.
Esto sucede porque al empezar a destinar su fuerza a los músculos correctos cumpliendo con las técnicas, el esfuerzo, la energía y la cantidad de oxígeno por movimiento disminuyen entrando en conflicto su idea de a mayor fuerza y trabajo, mayor velocidad. No obstante, hay tácticas que permiten hacerle ver al nadador que su entrenamiento está dando frutos.
Los expertos recomiendan un chequeo constante de distintos indicadores para determinar los avances en natación, como el tiempo que se tarda en recorrer una distancia o las brazadas para completar cierta longitud. De igual manera, se aconseja que las distancias utilizadas para medir estos parámetros sean de por lo menos 200 a 400 metros.
3. Sientes que nadas rápido y se ajusta con la realidad
Aunque requiere tiempo, esfuerzo y un gran trabajo mental es posible alcanzar esta fase. Si se es un novato, los expertos establecen que es necesario un período de dos años para llegar a este punto, considerado el cenit de una buena técnica en natación. De igual forma, este lapso estimado puede reducirse a medida que se aumente el número de prácticas semanalmente.
En esta etapa, los atletas deben ser capaces de ejecutar las técnicas fluidamente, dejar a un lado el procesamiento mecánico de los movimientos, nadar con mayor facilidad y rapidez adoptando una postura aerodinámica, realizar una patada que equilibre el cuerpo en una posición ventajosa para el desplazamiento y determinar qué cantidad de esfuerzo destinar a cada aspecto del nado.
Asimismo, esta fase favorece la percepción del agua alrededor de la mano al momento del agarre, disminuye la propensión a lesiones, permite alcanzar un mayor rendimiento, desarrollar una resistencia superior a largo plazo, enfocarse en el ritmo y la carrera y disfrutar plenamente de una disciplina que beneficia de distintas maneras al organismo.
Conclusión
Sin lugar a dudas, la natación es un deporte complejo y estructurado, en el cual se hace imperativo ir escalando peldaños hasta llegar a un punto en el que las barreras como la disparidad y el desconocimiento queden rezagadas, de modo que no interfieran con el progreso.
El camino para alcanzar la cima de esta disciplina no es sencillo. Como en la mayoría de las deportes, está repleto de trabajo, esfuerzo, y muchas horas invertidas en los entrenamientos para conseguir una buena técnica, que a largo plazo, asegura un buen rendimiento, un nivel de resistencia elevado y el goce de una actividad provechosa para la salud.
Referencia
- Bullock, D. The 3 Stages of Proper Swim Development. Para TrainingPeaks. [Revisado en mayo de 2018]