Cuando hablamos de grasas, parece que todo alimento relacionado a este término, no tenga propiedades beneficiosas para nuestra salud. Ésto sucede porque las grasas en el ámbito de la nutrición han sido demonizadas durante años, a pesar de que la investigación científica prueba que no son tan malas, considerándolas un elemento imprescindible para el correcto funcionamiento del organismo.
Estos lípidos no solo hacen que te sientas saciado, sino que ciertas grasas, pueden reducir el riesgo de enfermedades del corazón, mejorar la función de los vasos sanguíneos e incluso ayudar al control de los niveles de azúcar en sangre.
Conoce cuáles son las 4 ideas más extendidas que suele tener la gente acerca de las grasas y por qué resultan ser éstas erróneas.
4 mitos de las grasas
1. Las dietas bajas en grasas son más sanas
Llegar a la raíz de este mito no es demasiado fácil debido a la idea generalizada sobre el consumo de grasas. Ya en la década de 1940, los científicos sabían que había una correlación entre dietas altas en grasa y riesgo de colesterol, por lo que empezaron a sugerir a aquellas personas que sufrieran de problemas cardíacos una dieta baja en grasa. La idea tuvo éxito, y por 1960, la dieta baja en grasa era la tendencia del momento.
Unos años después, en Estados Unidos, el senador McGovern llevó a la audiencia el tema sobre pautas dietéticas. McGovern fijó algunos buenos puntos, criticando el aumento en la ingesta de refrescos, y criticando la disminución en el consumo de verduras y fruta. El senador recomendó una ingesta de carbohidratos entre el 55-65%, lo que produjo que se empezara a consumir una gran cantidad de carbohidratos bajos en grasa. El problema con esto es que, cuando la gente busca alimentos bajos en grasa, no son realmente sanos. Ellos pueden pensar que están comiendo de manera saludable, pero en realidad solo están comiendo azúcar refinada y carbohidratos.
Siguiendo en el proceso de descubrir cómo las dietas bajas en grasa influyen en nuestro organismo, se público un estudio en el año 2006. Este estudio examinó casi 50.000 mujeres postmenopáusicas con el objetivo de conocer la incidencia de enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular y enfermedad cardiovascular. Los resultados fueron claros: las dietas bajas en grasa no tuvieron efectos significativos.
A día de hoy, el estigma de la dieta baja en grasa se está desgastando en lugar de alimentos altamente procesados. La tendencia sigue cambiando y no sabremos que nos deparará el futuro, lo que si ya se sabe es que las dietas bajas en grasa no tienen efectos importantes para el organismo.
2. Todas las grasas son iguales
A pesar de que todas las grasas proporcionan 9 calorías por gramo, no todas son iguales. He aquí un desglose de las más comunes.
2.1. Grasas saludables
2.1.1. Grasas monoinsaturadas
Estas grasas pueden reducir el riesgo de enfermedades de corazón. Uno de los estudios que respalda dicha afirmación halló que personas que vivían en Grecia, no se morían por enfermedades del corazón a pesar de sus dietas altas en grasa. Los investigadores llegaron a la conclusión que ésto sucedía así porque estaban comiendo grasas monoinsaturadas, momento en el cual se empieza a apostar por la dieta mediterránea.
Este tipo de grasas las puedes encontrar en alimentos como las nueces, los aguacates o la mantequilla de cacahuete.
2.1.2. Grasas poliinsaturadas
Estas cuentan con muchos beneficios parecidos a las de sus compañeras. Pueden ayudar a mejorar los niveles de colesterol y disminuir el riesgo de padecer enfermedades del corazón. Los tipos que más habrás escuchado son el Omega-6 y Omega-3, que ayudan en las funciones vitales del organismo.
Las puedes encontrar en alimentos como el salmón, la trucha y la soja.
2.2. Grasas no saludables
2.2.1. Grasas saturadas
La ciencia no termina de ponerse de acuerdo en lo que se refiere a las grasas. Sin embargo, si existe concordancia en el tema de las grasas saturadas y que, si limitas la cantidad de éstas de tu dieta mejor, ya que están asociadas a un incremento de padecer enfermedades coronarias.
Este tipo de grasas las puedes encontrar en alimentos como los productos lácteos enteros, carne roja y aceite de coco.
2.2.2. Grasas trans
Este tipo de grasas están relacionadas con problemas cardíacos y colesterol alto, y aún no se ha demostrado que éstas proporcionen ningún efecto beneficioso para nuestra salud. Además, la FDA, (Agencia de Medicamentos y Alimentos), ha prohibido a partir de 2018 las grasas trans artificiales, que normalmente se encuentran en los aceites parcialmente hidrogenados utilizados en los alimentos procesados.
Esta sin duda resulta ser una buena noticia. Sin embargo, no todas las grasas trans desaparecerán. Éstas también se producen de forma natural en alimentos como algunos productos cárnicos y lácteos. Sin embargo, éstas no lo suficientemente dañinas para nuestro organismo.
Por lo tanto, para evitar este tipo de grasas sería conveniente que alejaras de tu dieta alimentos como las galletas, los pasteles y, en definitiva, toda la bollería industrial.
3. Todas los alimentos altos en grasa elevan el colesterol
El colesterol es una sustancia cerosa que se encuentra en la sangre y que tu cuerpo necesita para realizar algunas funciones celulares. Hace ya décadas que se asocia tener un colesterol alto a problemas de salud. Esto provocó en su momento un gran miedo a alimentos altos en colesterol, como es el caso de los huevos.
Sin embargo, una cosa buena que tienen los año, es que vamos evolucionando y descubriendo cosas nuevas respecto a ciertos pensamientos. En este caso, hoy entendemos que esto no funciona exactamente así, y es que los problemas asociados al colesterol tienen mucho que ver con las grasas e hidratos que se consumen, así como la genética.
Volviendo a lo dicho en el mito anterior, el colesterol malo se asocia a las grasas saturadas y trans, por lo que debes limitar la ingesta diaria de calorías de las primeras a un máximo del 10%, y eliminar completamente las segundas.
Las grasas no saturadas, por el contrario, pueden ayudar a reducir tus niveles de colesterol en sangre. Los alimentos altos en grasa que contienen grasas monoinsaturadas pueden ser parte de una dieta saludable, incluso para alguien que mire su colesterol. Por ejemplo, un puñado de nueces al día pueden ayudar a mantener los vasos sanguíneos saludables y reducir el riesgo de enfermedades del corazón.
4. Comer alimentos altos en grasa engorda
La grasa ayuda a la sensación de saciedad, por lo que hay una buena probabilidad de que si comes una comida rica en grasas saludables te sientas lleno más rápido y no comas en exceso. Pero claro, esto no quiere decir que puedas dar rienda suelta a tu consumo, sino que tienes que limitarte a comer la cantidad diaria recomendada de grasa, que es entorno al 20% a 35% de la ingesta diaria de calorías, dependiendo de tus necesidades.
Dicho esto, claro queda que las grasas, especialmente el tipo monoinsaturadas y poliinsaturadas, deben formar parte de una dieta saludable y que no te harán engordar si las consumes con moderación.
Referencia
- Amy Eisinger. 4 Myths About Fat You Need To Stop Believing. Para Greatist [Revisado en Agosto de 2016]